Cerré el ordenador de golpe.
Unas 20 veces.
¿Alguna vez has empezado algo con muchísima ilusión y poco a poco acabaste abandonándolo por completo?
Pues a mí me ha pasado algo parecido, me he quedado en blanco.
Hace unas semanas empecé a crear algunas cosas gratuitas para mi suscriptores.
Que si mi guía para desbloquear mentalidades aventureras. Que si un vídeo monísimo de esos con una mano que escribe sola. Perfeccioné mi web, estuve trabajando en páginas de ventas. Por el camino me contactaron para varios proyectos…y en el medio de todo eso yo solo pensaba,
echo de menos mi blog.
quiero escribir mi blog.
quiero escribir.
Y no encontraba el momento, o las palabras.
No es que no me lo pasara bien haciendo lo otro y no es que no sepa que es necesario para cumplir mis metas pero, hay que tener en cuenta una cosa,
esa vocecilla que a veces nos chilla desde adentro y que algunos relacionan con estrés, no es más que nuestra intuición recordándonos que nos estamos alejando del camino.
Empiezo por el principio.
Apagué el aire acondicionado, me puse el bikini y me tiré de golpe en aquella piscina de temperatura que yo llamaría ideal.
Empecé a hacer largos.
5 largos, 10 largos, 15 largos…no quería parar. Cuando nadaba hacia un lado veía una playa de arena blanca y agua esmeralda, cuando nadaba hacia el otro, montañas llenas de palmeras, naturaleza en estado puro. El cielo empezó a pasar de azul a naranja y después a rojo. Los colores eran cada vez más intensos.
En una de estas, al sacar la cabeza, ví la primera estrella.
Y el cielo empezó a estrellarse hasta el punto de parecer que alguien había colgado allí lucecitas navideñas. Era precioso.
Me paré sin darme cuenta.
Esa noche había luna nueva, es decir, nada de luz de luna que pudiera tapar esas estrellas.
Como buena friki de la astrología que soy, llámame loca…yo bien sabía que esa era una época mágica. Época de eclipses. El momento perfecto para manifestar lo que desees.
Cualquier cosa que desees.
Entonces empecé a hablar con las estrellas, un poco así sin pensarlo.
Bien,
“no sé lo que quiero”.
Entonces empecé por hablar de lo que quería sentir…
“Me siento libre por completo,
voy a inspirar,
a hacer que otras personas puedan vivir una vida que les flipe en colores
que la gente sepa que tienen el poder de conseguir lo que se propongan
voy a recordármelo a mi misma cuando me pierda, como ahora,
encontraré algo que me encante hacer y que aporte a otros”
Seguí nadando. Ahora me inundaba una sensación de agradecimiento que no había notado antes.
Solté y confié.
Al día siguiente me desperté y empecé este blog. No tenía un plan, ni un objetivo y jamás había pensado en abrir un blog, pero tenía claro que ese era el siguiente paso.
Y lo disfruté, vaya si lo disfruté.
¿Hay algo que eres capaz de hacer durante horas sin mirar el reloj? cocinar un buen plato para alguien que quieres, leer un buen libro, mirar películas o lo que sea.
Al parecer a mi me pasa escribiendo. Me pierdo en mis recuerdos y en mi imaginación y me encanta estar en ese pequeño mundo por un tiempo.
Asi que empecé a pasarmelo genial, seguí escribiendo, por aquí y por otros lados y pensé, podría escribir por otros. Darle voz a gente que quiere contar su historia. Y así fue surgiendo mi idea de negocio. La que me daría libertad, posibilidad de inspirar escribiendo….
Peeeeero,
como os dije, empecé a alejarme del camino.
De alguna forma empecé a dejarme llevar por lo que más demanda podría tener, por lo que más podría gustar…y en ese camino me perdí.
No por mucho tiempo.
Mi intuición me avisó a tiempo y, por una vez, le he hecho caso.
Entendí que estoy creando algo que no existe, que es normal que no sepa el camino, pero si me escucho, sé que cada día estoy más cerca de eso que pedí.
Es normal dejarse llevar por las miles de posibilidades y opciones que hay ahí afuera.
He hecho una pausa para reconducirme, para no volver a quedarme en blanco, para no volver a perder el camino.
Y qué gusto no haber seguido por el lado equivocado y haber vuelto a aquí.
Ahora lo veo todo mucho más claro.
Y qué maravilla saber que puedo escribir, vivir de ello e inspirar, sin tener que perder mi voz para hacer lo que creo que otros necesitan. Cómo si yo lo supiera, o ellos…
Qué alivio saber que esa voz de mi intuición vive en mí y siempre está conmigo y que me perdona aun cuando tantas veces dudo de ella y no le hago caso.
Y que casualidad que 6 meses más tarde, otro eclipse de luna materializa ahora aquello que pedí hace 6 meses con un mensaje inesperado: “¿Querrías escribir por nosotros?”
El universo nunca se equivoca.
En fin, de mi frikismo por las energías y el cielo ya hablaremos para otra vez si os interesa.
Podéis escribirme por correo si queréis angysworldcopywriter@gmail.com
Y tú, ¿escuchas a tu intuición o lo llamas estrés y sigues por el camino marcado por otros?
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Interesante reflexión! Creo que siempre he intentado escuchar a mi intuición, aunque a veces he fracasado estrepitosamente, pero ha sido mi fracaso, nunca me quedé con eso de "y si lo hubiera hecho..." 🤷
Muchos besos cariño